jueves, 15 de julio de 2010

Burnout en el trabajo




Burnout, Ansiedad y Estrategias de Afrontamiento en Médicos con Pacientes Terminales y No Terminales.

Tomado de: Rosanne Seminotti, Bernardo Moreno-Jiménez, Eva Garrosa Hernández, Raquel Rodríguez-Carvajal, Mª Eugenia Morante Benadero y Mª Montserrat Losada Novoa.
bernardo.moreno@uam.es;eva.garrosa@uam.es


Actualmente no existen muchas investigaciones centradas en el estudio del desgaste profesional o burnout como proceso junto con la consideración de variables tanto situacionales como de personalidad. Este trabajo se planteó con dos objetivos centrales: evaluar aquellas características situacionales e individuales que producen un efecto significativo en el proceso de burnout y clarificar las relaciones teóricas y empíricas entre burnout, ansiedad y estrategias de afrontamiento.

A partir de una muestra de 130 profesionales de la medicina de ocho hospitales públicos de Madrid (Grupo Médico: 32 médicos tratando a niños no terminales, 31 niños terminales, 36 adultos no terminales y 31 adultos terminales), se les administró el Cuestionario de Burnout de Maslach (MBI, Maslach & Jaclson, 1986), el Cuestionario de Ansiedad-Estado de Spielberger (STAI-E, Spielberger et al., 1970), el Cuestionario de Estrategias de Afrontamiento de Lazarus (CFS, Lazarus & Folkman, 1984) y el Cuestionario de Afrontamiento Médico Situacional de Moreno-Jiménez (AMS, Moreno-Jiménez & Seminotti, 1998). Las variables independientes consideradas fueron género, estado civil, grupo médico, experiencia clínica, edad y especialidad.

Los resultados muestran una consistente relación entre las variables dependientes y género, grupo médico y edad mediante análisis MANOVA y post-hoc. Estos datos resultaron ser muy interesantes para la consideración final de un modelo teórico-situacional del proceso de burnout o del desgaste profesional.

El término burnout o desgaste profesional fue acuñado por Freudenberger en los años setenta utilizándolo para referirse a un estado de cansancio físico y emocional, como resultado de las condiciones de trabajo (Freudenberger, 1974). En la siguiente década diversos autores elaboraron otras definiciones del síndrome, siendo la más consolidada la realizada por Maslach y Jackson en 1981. El síndrome era conceptualizado como efecto de la interacción con los usuarios de servicios, principalmente asistenciales, caracterizado por el cansancio emocional, la despersonalización y la reducida realización personal (Maslach et al., 1981). Dentro del campo de las profesiones asistenciales y más concretamente en los profesionales de la medicina, la presencia de burnout se caracteriza por la fatiga, el desgaste emocional, la incapacidad de concentración, la ansiedad, el insomnio, la irritabilidad, el incremento del consumo de alcohol o las drogas y la depresión (Gundersen, 2001). Asimismo, se ha propuesto que las fuentes de estrés y del desgaste profesional o burnout dentro de las profesiones asistenciales pueden englobarse en dos grandes categorías: la relación y el contacto directo con los pacientes, y los factores administrativos y organizacionales (Graham, 1987; Moreno-Jiménez, Garrosa y Gónzalez, 2000; Moreno-Jiménez, González y Garrosa, 2001). En su mayor parte, el burnout en médicos no se diferencia del que está presente en otras profesiones, pero las reacciones de los médicos son únicas en algunos aspectos, principalmente porque puede tener consecuencias devastadoras para los pacientes. El burnout en esta profesión se encuentra asociado con la disminución de la calidad del trabajo (Parker & Kulik, 1995), la reducción del compromiso laboral (Leiter, Harvie, & Frizzel, 1998), problemas de salud relacionados con el estrés (Maslach, Schaufeli, & Leiter, 2001) y una menor satisfacción con la carrera profesional (Lemkau, Rafferty, & Gordon, 1994; Deckard, Meterko, & Field, 1994; Schmoldt, Freeborn, & Klevit, 1994; Goldberg et al., 1996). Bajos niveles de satisfacción laboral pueden afectar no sólo a la relación médico-paciente (Linzer et al., 2001) sino también comprometer la calidad del cuidado, la atención o tratamiento médico (Freeborn, 2001)e incluso la realización de prescripciones médicas inapropiadas (Melville, 1980). El burnout aparece comúnmente entre los profesionales de la medicina variando en rangos que van desde el 25% al 60% (Lemkau et al., 1994; Ramirez et al., 1995; Fields et al., 1995; Grassi & Magnani, 2000; Gallery et al., 2002; Shanafelt, Bradley, Wipf, & Back, 2002). Desde los primeros datos pioneros obtenidos en prevalencia por Keller y Koenig (1989), muchos autores se han centrado en el estudio de las variables implicadas en el proceso de desgaste profesional.

Así, el mismo Keller, ya en 1989, observó cómo los médicos que presentaban altos niveles de satisfacción laboral y realización personal y bajos niveles de burnout utilizaban de manera equilibrada estrategias de afrontamiento tanto a corto como a largo plazo (Keller et al., 1989). Las últimas investigaciones muestran que uno de los mejores predictores del burnout en esta profesión, y por tanto de la satisfacción profesional y el compromiso organizacional, es el control percibido (el sentido de control) sobre el ambiente de trabajo. Otros predictores significativos son las demandas laborales percibidas, el apoyo social de los compañeros, y estar satisfecho con los recursos que se poseen (Freeborn, 2001; Gundersen, 2001).

En cuanto a los niveles de apoyo social, así como las estrategias de afrontamiento orientadas a la búsqueda de apoyo social, están negativamente asociadas con el burnout y positivamente con la satisfacción y la productividad laboral. Pero se ha observado cómo el apoyo social y familiar está más fuertemente asociado con el burnout que con la satisfacción o la productividad, mientras que el apoyo del supervisor inmediatamente superior está relacionado con la satisfacción y la productividad laboral y no con el burnout en médicos (Baruch-Feldman, Brondolo, Ben-Dayan, & Schwartz, 2002). En cuanto a las variables individuales moduladoras y/o facilitadoras del proceso de desgaste profesional en médicos se han estudiado variables de género, edad, estado civil, hijos y antigüedad en el puesto entre otras (Pines & Maslach, 1978; Shubin, 1978; Maslach, 1982; Cherniss, 1982; McDermott, 1984; Maslach & Jackson, 1985; Freudenberger & Nort, 1985; Henry, Chertok, Keys, & Jegerski, 1991; McMurray et al., 2000; Moreno-Jiménez, Garrosa y González, 2001; Freeborn, 2001; Ulwelling & Christensen, 2001; Prieto Albino et al., 2001). Muchos de los resultados de estas investigaciones resultan contradictorios, aunque parece ser que existen algunos factores que cuentan con una mayor consistencia en su relación con el burnout. Éste es el caso de la variable edad, relacionada inversamente con el burnout y que ha resultado ser clave a la hora de estudiar el proceso (Freeborn, 2001).

Con todos estos antecedentes y ante la necesidad de aumentar el conocimiento del proceso de un síndrome, cuya alta incidencia en la profesión médica está más que probada, se plantea un objetivo de estudio que pretende esclarecer no sólo los factores que modulan el burnout en los profesionales de la medicina, sino también aquellas variables que puedan estar relacionadas con el proceso de desgaste.

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